A ti, que se te cayó encima la guerra
va y se te cae encima la muerte.
Maldita la suerte de tramontana
que te cante su nana al vencerte.

Tú, que olvidaste  los reyes y grietas
del ojo que mira y todo lo teje
alumbras de negro con la Luciérnaga
de Arnamoth, hermano pequeño de Alcestes

¿Con qué permiso te vas y nos dejas
sin memoria tu memoria primera?

Tú que hablas de ti en tercera
persona, Ana María, coño, no te nos mueras.