Hay muchas cosas que me joden. Cada día más. Lo que me inquieta, me atormenta, me perturba y me hace gracia a partes iguales. Me haré viejo y raro y anacoreta, supongo.
Una de ellas (de las primeras en la lista) es la gente que escribe en internet las cosas que le joden. No me interesa, gracias. Nadie te ha preguntado y tu opinión me la sopla a lo huracán Katrina y a lo ciclogénesis explosiva juntos. Es decir, mucho.
Así que guardando un poco la coherencia y la dignidad, os ahorraré una interminable lista de adjetivos, exabruptos y patadas en la tripa al personal que me pueda (probablemente no) leer,  e iré directamente al grano.
Lo que más me jode es esto.

 

Y esto.

 

Y esto también.

 

El vacío, la nada, el incesante tintinear del cursor sobre la página en blanco que antes  desbordaba color, la ausencia de luz y genio,  el luto de ti, la desesperanza, la vela a punto de apagarse que me une con yo, con mi, con me y conmigo.
Que ya no estés. O peor, que estés cuando tú quieras estar. Que yo ya no te controle, si no al revés. Que cuando te fuiste ayer por la noche , te hayas podido ir para siempre.  A la cama de otro. O peor: a su cocina, que es donde bullías conmigo. Porque ya no eres mía.
» De otro, serás de otro, como antes de mis besos…»
Eso debe ser. Eres de otro como antes de mis besos. Qué sabio el tal Neruda. A él no le dejaste, joder. ¡Nunca!
Igual  te has metido en un de esos agujeros de gusano y no sabes volver. Ayer vi un documental sobre ellos.  Es una de esas teorías locas que nunca se han demostrado fuera de un papel pero que a la gente le encanta inventar. Algo se mete por un lado del agujero y sale en otra parte, de este universo u otro. No lo entendí muy bien.Igual, como digo, tú te has metido por accidente en uno y no puedes regresar a mí.  Aunque quieres. Aunque lo deseas con todas tus fuerzas.  Debe ser eso.

A veces los agujeros de gusano es lo que tienen.